Punto de vista de tu Veterinario /Miguel Ángel Aguirre Aguilar
· “Se dice siempre que, por muchos años espléndidos y felices que un perro te haga vivir, se sabe que un día, ese en el que muera, tu perro te romperá el corazón”. (James Herriot”)
Los animales con el paso del tiempo, han dejado de ser herramientas de trabajo o mejor dicho ayudantes de las labores cotidianas en el campo o en la Ciudad, para convertirse más bien ahora en miembros del núcleo familiar, incluso ocupando espacios tales como hijos en parejas que no tiene niños, y no solo me refiero a los perros o los gatos, que son por excelencia, las especies de animales más adaptados a los seres humanos, como mascotas, también hay gente que ama a sus caballos, o gente que tiene como mascotas a otras especies, como cerdos, aves, bovinos y algún otro tipo de fauna silvestre, como reptiles o felinos de talla grande, pero como todo en la vida, y dejando de lado los excesos, que los hay y muchos, y que constituyen una forma de abuso de las diversas especies, según sea el caso, también trae consigo, comportamientos más graves y peligroso en el equilibrio y en la salud emocional de las personas.
Hoy en día la Ciencia Veterinaria ha avanzado casi a la par de la Medicina Humana, pero esto no garantiza que nuestras mascotas serán inmortales y en muchos de los casos, aun con todos los esfuerzos que haga el Veterinario, no será posible el salvarle la vida, o peor aún si nuestra mascota está padeciendo alguna enfermedad que se diagnostique incurable y que le esté ocasionando un gran dolor, es entonces cuando el propietario se tiene que enfrentar a la realidad de tener que decidir el terminar con su vida, y tendrá que ser el veterinario el que le aplique un sedante y un tranquilizante primero y luego un anestésico para dormirlo y después para provocar que su corazón deje de latir y la mascota, descanse y enfrente a la muerte, sin dolor y sobre todo sin miedo, pero la pregunta es y luego, que sigue.?
Luego comienza una etapa de luto o d duelo, similar en muchos de los casos a cuando se pierde a un familiar o a un ser humano querido, o quizá más, y cada miembro de la familia sentirá y vivirá esta etapa de manera diferente, algunos lo superaran muy pronto, pero otros quizá necesitaran más tiempo para afrontar esta realidad, no debemos olvidar que nuestras mascotas, como mencionaba en un principio, ocupan diferentes lugares dentro del núcleo familiar, es posible que sean compañeros de juegos de nuestros más pequeños, pero también pueden ser confidentes mudos de nuestros adolescentes y compañeros fieles de nuestros adultos, incluso pilares de compañía en la soledad de las personas de la tercera edad, luego entonces que, cada uno, viva de manera diferente esta etapa.
No existen fórmulas mágicas para evitar que la perdida de una mascota nos cause dolor pero quizá si podamos seguir algunos ejercicios, que harán que sea más llevadero este episodio natural de la vida.
Prepararse ante lo inevitable ayuda mucho a sobrellevar una perdida, hay que establecer alguna acción que disfrutemos con nuestra mascota, para poder recrearla como recordatorio, cuando esta no este, como por ejemplo su correa al sacarlo a caminar o la forma en que tenía el pelo o la forma en que se expresaba, y si es necesario aplicarle la eutanasia, permitir que todos los miembros de la familia se despidan de él, incluso los más pequeños, que un procedimiento de este tipo si es bien aplicado, no crea de ninguna manera una experiencia traumática,
Es muy importante que si nuestra mascota tuvo que ser eutanasiada, nos demos el tiempo necesario para estar con él, no debemos apresurar a ningún miembro de la familia, ya que, no existe una formula mágica para quitar esa sensación tan dura de perdida.
Una vez que nuestro compañero se ha ido, es muy importante aceptar el dolor, esto nos ayudara a reponernos más rápido por la perdida, y es que es natural que al faltarnos, nuestra mascota nos deje un gran vacío, que nos ocasiona un dolor, real, no debe de importarnos comentarios tan comunes como, “no sufras era solo un animal”, porque al final no es solo eso, era alguien importante en nuestra vida.
Cuando nuestra mascota ya no está, una forma de honrar su paso por esta vida es recordarla, y una forma de hacerlo es recordar precisamente, los detalles de cómo era, quizá alguna característica especial, algún manchón en su piel o alguna cicatriz, o simplemente lo quemas disfrutaba hacer, como jugar o dormir o pasear por el parque, con esto sabremos que no paso por aquí en vano, y que le dimos y recibimos mucho amor.
Y por último, en mi práctica profesional, me es común, escuchar a las personas decir ante una pérdida de su mascota, “no vuelvo a tener un perro” o un gato o el animal que sea, nada mas erróneo, considero, que es mucho más fácil sobrellevar un dolor por una vacío, cuando de nuevo tenemos un compañero para que nos acompañe, ya que nunca ocupara el lugar de nuestra mascota perdida, pero si nos brindara todo el amor acumulado en él, lo que ´permitirá que nos recuperemos en más corto tiempo de nuestra perdida, esto quizá suene como un consejo frívolo, pero creo que si amamos a una mascota, el cuidar de una nueva nos hará que sigamos dando amor, quizá muchos seres humanos no lo consideren así, o no estén preparados de inmediato para un nuevo perro, pero pueden darle la oportunidad a un animalito al adoptarlo, o simplemente si quieres puedes anotarte como voluntario en el centro canino de tu localidad, donde podrás convivir con muchos perros que necesitan de ese amor, que seguro tendrás para regalarles.