Las iglesia de San Francisco una de las más visitadas en SCLC

Manuel Martínez.

San Cristóbal, 04 de Enero del 2017.- La Iglesia de San Francisco de Asís, cuya celebración religiosa se realiza el cuatro de octubre, es de los templos que visitan los turistas durante su estancia en esta ciudad con motivo a la temporada vacacional de invierno.

A decir de los hoteleros de la ciudad, se observa en este cierre de año un considerable repunte en ocupación hotelera, al registrar un 95 por ciento de su capacidad.

De esta manera, cientos de turistas visitan la iglesia localizada en las inmediaciones del Mercado de Artesanías.

Localizada a tres cuadras del Centro de la ciudad, la Iglesia de San Francisco de Asís aún conserva  su belleza y esplendor a pesar del tiempo.

En su interior conserva retablos barrocos y pinturas al óleo en forma de medallones, además del púlpito de características únicas.

En el año de 1982, un rayo abatió gran parte del artesanado del presbiterio, sin ocasionar mayores daños al edificio, deterioros que fueron reparados posteriormente.

El cronista adjunto de esta ciudad, Manuel Burguete Estada, señaló que los franciscanos, monjes de la Orden de San Francisco de Asís, tenían siete conventos que formaban la provincia del santísimo nombre de Jesús, en Guatemala, en 1566.

Estos conventos estaban situados en la zona del Soconusco en Chiapas y en la Verapaz en Guatemala.

Fue en 1577 cuando los franciscanos llegaron a Ciudad Real, hoy San Cristóbal de Las Casas, a fundar su convento por invitación de fray Pedro de Feria, obispo de la Diócesis de Chiapas.

Indica que “para que los seráficos franciscanos levantarán su convento, el regidor Luis de Mazariegos, hijo de Diego Gaspar de Mazariegos, fundador de esta ciudad, les regaló seis solares y el obispo De Feria los recibió con gran satisfacción y les encomendó como doctrina el pueblo de San Felipe Ecatepec y los barrios de San Antonio y San Diego”.

El cronista Manuel Burguete afirma que el decreto oficial para la posesión de los terrenos donde se levantaría el convento, fue otorgado gracias a las gestiones de fray Juan de los Reyes, superior de los franciscanos, quien fue comisionado para realizar las gestiones de rigor.

Muchos españoles prometieron ayudar a los frailes de San Francisco con el 4 por ciento de los intereses de las encomiendas, dice.

Por un buen tiempo, señala el investigador, los frailes atendieron algunos pueblos de Yucatán y hasta erigieron otro convento en Huitiupán, dedicado a la Asunción de la Virgen y una humilde iglesia de Totolapa.

Menciona que en “Ciudad Real cuatro frailes resultaron insuficientes para atender a muchos indios mexicas, descendientes de aquellos que vinieron a conquistar estas tierras junto con Mazariegos, Francisco Ortés de Velasco y Andrés de la Tovilla”.

Burguete Estrada revela que el terreno del convento se entregó oficialmente el 15 de junio de 1577. Pero las obras para construir tanto el convento como la Iglesia de San Francisco se iniciaron hasta 1579 y terminaron totalmente entre 1586 y 1590. 

La Iglesia de San Francisco es un edificio que según los conocedores carece de interés arquitectónico. Es de una sola nave cubierto con techo de madera, recientemente renovado.

El presbiterio está separado de la nave por dos contrafuertes que no alcanzan la altura total del muro. Su techo en forma piramidal, o sea a cuatro aguas, tiene una mayor altura y el techo de la nave a la izquierda o sea del lado del evangelio, se abre algo así como una enorme capilla.

Los muros de la iglesia están construidos de ladrillo y piedra sin labrar, cubierta de argamasa de cal.

En el muro sur del templo se descubre las huellas del Exconvento de San Antonio de Padua, edificio de dos plantas y con grandes espacios interiores. 

Para la seguridad del muro norte de la nave se construyeron contrafuertes los cuales no alcanzan la altura total del edificio. 

Fue sede del Seminario Conciliar de Chiapas, de La religiosas de Santa Brígida, de los hermanos Maristas y de algunos misioneros jesuitas. 

Tal parece que en el edificio se alojó también la imprenta “Juana de Arco”, que atendía el minorista francés don Basilio Plantier.

En 1738 fray José Vital de Moctezuma, uno de los obispos más ricos que hayan llegado a esta Diócesis, le dio a la iglesia lámparas de plata, campanas, 200 pesos oro para el retablo mayor y varios ornamentos para el convento. 

El obispo Vital de Moctezuma pagó por tres años un albañil y dos peones y mucha madera para que mantuvieran el convento en buenas condiciones. 

De 1902 a 1911, el obispo Francisco Orozco y Jiménez hizo valiosas reparaciones a estas joyas arquitectónicas. 

Para desgracia de los coletos, dice el cronista, el 14 de septiembre de 1914 llega a Chiapas la temible “División 21” al mando del general Jesús Agustín Castro y la soldadesca qué tomó por asalto el convento y lo convirtió en cuartel. 

Los carrancistas destruyen todo. Quemaron pisos, ventanas y puertas para calentarse del intenso frío que se siente es esta ciudad, especialmente en estas fechas de invierno.

El general Juan Jiménez Méndez, “el verdugo y asesino de Jacinto Pérez Pajarito, el último líder chamula que participó en la guerra San Cristóbal-Tuxtla, de julio a octubre de 1911, fusilado salvajemente el 22 de octubre de 1914, dio órdenes de convertir al convento en una enorme trinchera para los combates que sostuvo con la guerrilla de Tiburcio Fernández Ruiz y con Tirso Castañón.

Dice que miles de balas recibio el Convento de San Antonio y por la acción depredadora de la soldadesca carrancista no quedó piedra sobre piedra de este bellísimo edificio. 

“Hoy la vemos -incluso- como una iglesia ‘fea’ pero tuvo tiempos de belleza y de esplendor”.

Explica que en su interior hay magníficos retablos de estilo churrigueresco con obras de Valladares, Santaella y Eusebio Aguilar.

Desde la entrada de la iglesia, se admira la belleza del retablo del altar mayor, además de los rasgos especiales que presenta el púlpito. 

Pero también dice que el templo ha sido víctima de los rateros ya que se han perdido valiosos cuadros y que los de concha nácar ya no están.

Dio a conocer que desde 1980 empezó una filantrópica reparación de los daños que ha sufrido la iglesia después de años de abandono. Destacando el trabajo de Carlos Arguello Lazos, quien ha estado al frente de los trabajos.

“Después de todo, la Iglesia de San Francisco es colonial y con eso basta”, afirma el cronista adjunto de la ciudad.